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Porto, Portugal
Amante del absurdo y los chistes fáciles donde los haya, roble, o castaño; de esas cosas con cuatro ruedas que hacen "run run", y de las cosas buenas de la vida en general.

viernes, 24 de abril de 2009

La otra tarde


"¡Que gusto! Me encanta salir del trabajo. Me merezco unas vacaciones, ¿sabes? tampoco es que este trabajo vaya a acabar conmigo, pero joder, levantarse todos los días tan temprano para pasarme el día metido en el coche, hablando con tanta gente, de un lado para otro, las llamadas del fin de semana... son muchos asuntos dentro de una sola cabeza. Es cierto, aunque me fuese de vacaciones las cosas no cambiarían demasiado, sé que no podría desconectar del todo. Pero las necesito. Llevo un año entero sin ellas. Tampoco es para tanto, físicamente, quiero decir; pero la verdad es que este ritmo agota. Si no fuera por estos momentos... ¡Bah! ¿Qué más da? Al fin y al cabo no me puedo quejar. Siempre me ha gustado mi trabajo; cualquiera en mi lugar diría que he tenido bastante suerte, pero he trabajado mucho para tener lo que tengo. Y me gusta, pero he estado dándole muchas vueltas al tema, y realmente creo que necesito unas vacaciones, incluso de mí mismo. ¿Eso sí que es difícil, eh? Je, je... Pero no deja de ser del todo cierto. Llevo unos meses practicando técnicas de relajación en casa; supongo que por eso no había pensado antes en el tema de las vacaciones. Ya sé que no me podría ir muy lejos, de hecho no querría irme lejos. ¿Lo ves? A veces me da la sensación de estar perdiendo la cabeza muy despacio; es como si mi cordura estuviera molesta o cansada de mí, y quisiera despedirse de mí lenta y taimadamente. No, de verdad no creo que tenga nada que ver con esa chica, aunque la verdad es que cada vez quiero pasar más tiempo con ella. La conozco de toda la vida, y cuando más me ocupa el trabajo es cuando empiezo a querer compartirlo todo con ella. ¡Por favor, si sólo es mi amiga! Una amiga. Lo ha sido siempre. Nada en ella ha cambiado ni lo más mínimo, pero últimamente todo me hace pensar en ella. O eso creo. Algo tiene que haber cambiado, porque si no... Oye, no es que me preocupe, pero... ¿por qué ahora cuando miro sus ojos veo cualquier cosa menos su color?"

Sonreí.

Esto hablaba con mi amigo

que miraba con pereza

las chicas de los bares, bebiendo una cerveza

yo increpaba, blasfemaba, criticaba con pasión

le miraba y preguntaba, pero no me contestó.

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